MANCHAS
COLOR AZUL
Caminaba por las calles de Bogotá rumbo a mi casa cuando de
repente vi como una mujer, regañaba fuertemente con insultos a su hijo, que era
un niño muy pequeño, y luego empezó a tirarlo de los brazos, y este tan solo
lloraba incesantemente. Todo esto ocurría ante las miradas atónitas, pero algo
disimuladas de los transeúntes.
Al pasar junto a la mujer y el niño pensé en seguir de largo,
pero me detuve al escuchar indignado el llanto del pobre infante, y tomando
aire le dije a al a señora.
-
Por favor señora tranquilícese y no regañe más al niño.
A lo cual ella me respondió
-
No se meta, es mi hijo no el suyo.
Pero gracias a mi intervención mucha
gente se interesó por calmar a la señora, y esta no tuvo más opción que
calmarse, consolar a su hijo y hasta le pidió disculpas.
Yo por mi parte continúe con mi camino
satisfecho por lo que había hecho; pero entonces recordé, que no siempre tuve
ese coraje para hacer las cosas o para enfrentarme a otras personas, y recordé nuevamente
como y cuando empezó todo.
La historia que a continuación les voy
a contar, se trata de como supere una grave enfermedad, que tuve que afrontar en mi niñez.
Todo empezó Un lunes en la escuela, yo
llegue con un nuevo corte de cabello a la
escuela, estaba cursando el tercer grado, y mi mejor amiga de ese entonces, al
verme soltó la carcajada, por mi nuevo corte de pelo,
Cosa que no me hiso gracia, pero decidí
no decirle nada, cuando volví a casa después de la escuela note que una tenue mancha
azul me había salido en uno de mis brazos; al poco tiempo, nuevamente en la
escuela, estando en exámenes finales, la profesora de matemáticas me anulo mi examen, erróneamente, pensando que yo
estaba copiándome de otro compañero, pero yo no alegue nada a mi favor, cuando
llegue a mi casa con la garganta hecha un nudo por lo sucedido, mi madre me
pregunto.
- qué te pasa, porque estas disgustado.
Y yo le respondí.
-nada y ella me dijo entonces; -el que no nada se ahoga, y luego se fue y me
dejo.
Al instante el nudo en mi garganta se
hizo más grande y las manchas de color azul más oscuras, espesas y ya estaban
por todas partes en mi cuerpo; eran tan notorias que me llevaron a muchos médicos,
pero ninguno encontró solución a mi problema,
Hasta que un día, de camino a la
escuela, le timbre al conductor del bus
para que me dejara en el paradero, pero este iba tan rápido que siguió de largo
pasándome unas tres cuadras, yo me baje y pensé en devolverme las tres cuadras,
pero en ese momento sentí ahogarme con el nudo que cada vez se hacía más grande
en mi garganta y recordé las palabras dichas por mi madre, “el que no nada se
ahoga “ , así que decidí devolverme hacia la ventanilla del conductor y le dije, - señor, su obligación
es acercarme hasta donde yo le diga, no hasta donde a usted se le dé la gana ,
cumpla bien con su trabajo, y me fui dándome cuenta de que el nudo en mi
garganta ya no estaba y mejor a un las manchas de color azul habían empezado a
desaparecer. Y es así como no dejo pasar oportunidad para decir lo que siento o
pienso para no enfermarme más de nudos en la garganta y manchas azules.
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